La higiene personal
El lavado de manos
La higiene de las manos es extremadamente
importante en la prevención de la propagación del
virus de la COVID-19. Asegúrese de que
los trabajadores tienen a su disposición
instalaciones para lavarse las manos
con agua y jabón, adecuadamente y
con frecuencia.
Proporcione toallitas de papel para secarse
las manos (en lugar de toallas o secadores
de manos automáticos).
Recuerde a los trabajadores que deben
lavarse las manos asiduamente, con
agua y jabón, durante al menos
20 segundos, especialmente al
llegar al trabajo, después de ir al baño,
después de sonarse la nariz, toser o
estornudar y antes de almorzar.
Coloque carteles y señales que promuevan el correcto
lavado de manos. Al parecer, el método más efectivo
es una infografía clara y con colores brillantes, sin
demasiado texto adjunto.
Allí donde no sea posible lavarse las manos con agua y jabón, facilite geles desinfectantes para manos a base
de alcohol (con un 60-80% de alcohol1).
Instruya a los trabajadores para que eviten el contacto con objetos o superficies que hayan sido utilizadas o
tocadas por otras personas (por ejemplo, los tiradores de las puertas) y para que se laven las manos después
del contacto con dichas superficies u objetos.
La higiene respiratoria
Recuerde a los trabajadores la necesidad de cubrirse
la boca y la nariz con el codo flexionado o un pañuelo
al toser o estornudar y de desechar inmediatamente
los pañuelos usados.
Facilite pañuelos de papel y contenedores específicos
para desecharlos. Los cubos cubiertos y de pedal
son los más adecuados para ello.
Prevea un sistema para vaciar los contenedores y
desinfectarlos.
Coloque carteles y letreros que recuerden a los
trabajadores que deben evitar tocarse la nariz, los
ojos o la boca.
Establezca protocolos de limpieza diarios para velar
por que el lugar, los puestos, los equipos y las instalaciones
de trabajo estén limpias y ordenadas.
Cree uno (o varios) equipos específicos para mantener
la limpieza y desinfección de los espacios. El
equipo debe contar con los suministros, la formación
y el equipo de protección personal necesarios para
llevar a cabo estas tareas.
Considere la posibilidad de llevar y exhibir un registro
de las actividades de limpieza (como el que vemos en
los aseos de los aeropuertos, por ejemplo).
A la hora de la limpieza, conviene prestar especial
atención a las áreas de contacto o tránsito intensivo,
tales como las instalaciones de la cantina, los casilleros
o vestuarios, los pasillos, las áreas de fumadores,
los escritorios y teclados compartidos, las máquinas
expendedoras, los tiradores de puertas y ventanas,
las barandillas, los interruptores de luz, los botones
de puertas de ascensores, las puertas de los aseos,
los grifos de los baños, los dispensadores de jabón,
los paneles o mandos de control de aparatos y máquinas
como impresoras, las herramientas de uso
frecuente, etc.
La ventilación
Ventile a fondo el lugar de trabajo mediante métodos
de ventilación mecánica o natural (entre los turnos y
de forma regular durante el día). Por ejemplo, en los
edificios que tienen sistemas de ventilación mecánica,
considere la posibilidad de cambiar la velocidad a
la ventilación estándar al menos 2 horas antes del
comienzo del consumo de electricidad del edificio y
modificarla a otra de potencia inferior 2 horas
después de finalizar el tiempo de consumo del
edificio.
Mantenga funcionando la ventilación del baño las 24
horas del día, siete días a la semana. Instruya a los
ocupantes del edificio para que tiren de la cadena de
los inodoros con las tapas cerradas.
Asegure la ventilación con entrada de aire del
exterior. Cambie las unidades con recirculación de
aire a un modo de aireación completamente exterior.
Asegure una ventilación periódica abriendo las
ventanas incluso en los edificios que dispongan de
ventilación mecánica.
Inspeccione el equipo de recuperación de calor para
asegurarse de que las fugas están bajo control.
No utilice ventiladores individuales que puedan
propagar el virus.